Cuando miras la vida en profundidad descubres un balance que escapa a las miradas superficiales.
Eso que llamas pobreza o riqueza está mejor distribuido de lo que crees si no te limitas a lo material.
En ese sentido se aplica siempre la ley de la polaridad en la que se unen los opuestos o contrarios.
La vida es una rueda con un constante sube y baja y no es raro que hoy te falte lo que ayer derrochaste.
Otro símbolo de la vida es la puerta que, al mismo tiempo, sirve como entrada y salida.
Piensa en la ley de la polaridad y aprende a unir los contrarios en lugar de enfrentarlos.
Recuerda que a la mente le fascina clasificar, juzgar y esperar, pero la luz está en unir y balancear.

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