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Mostrando las entradas de enero, 2008

La noche de los tiempos (René Barjavel)

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Observó en la luz danzante, la cara de ella, estaba bañada por una gran dulzura, la paz grande que conocen después del amor las mujeres que lo han dado y recibido en su plenitud.

El Amor Estético II (Continuación)

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En el amor estético no se espera nada realmente, por que este tipo de amantes son consumidos por la melancolía, en este estado se da la sensación de ausencia de algo que no se sabe que es, es por ello que siempre se está a la expectativa de algo mejor y se cae en lo inmediato, en picar de flor en flor buscando un ideal romántico que en nuestra época está marcado por la estética, por lo sensible, por lo que vemos en la televisión, la belleza física marca este romanticismo que acude a cupido a cada instante y se dan flechazos de los cuales se pierde todo interés rápidamente, el problema de un amor marcado por la belleza física es que se tiene consciencia de que ésta no es duradera y por eso se tiende al ideal inalcanzable que nos hace caer en la melancolía en un estado donde no se sabe realmente que es lo que pasa, y el esteta se convierte en un calculador que vive el momento, mantiene toda relación en lo bello del instante y, cuando esto no es posible, huye o encuentra la manera de sali

Mary Reilly, servidora del Dr. Jekyll (Valerie Martin)

El bien es lo que siempre hay que intentar, porque nos cuesta y no nos sale naturalmente, mientras que el mal surge espontáneamente. No renunciaría a la tristeza y a la sombra, porque creo verdaderamente que es parte de cómo debemos ver la vida, si queremos decir que la hemos visto, y que, en fin, tiene que ver con el hecho de que estamos solos y moriremos solos, hecho que todos debemos aceptar. Pienso que muchos, gastan grandes sumas de dinero y todo su tiempo trtando de rechazar la tristezaz de sus vidas, lo cual desde mi punto de vista nunca pueden lograr, puesto que esa tristeza está ahí, por próspera que sea nuestra situación en este mundo, y no tenemos más remedio que afrontarla, y la verdad es que creo que, por muy triste que estuviese, jamás sería capáz de quitarme la vida, ya que cuando pasa la oscuridad, ¡Qué bendición es el más débil rayo de luz!